¿Tu agenda está repleta de trabajo, actividades familiares u otros compromisos personales? Cuando el ritmo se acelera, a veces te ves obligado a hacer sacrificios, y tus sesiones de deporte son las primeras en ser descartadas?
¿Y si te dijéramos que es totalmente posible seguir haciendo deporte, incluso en tus días más ocupados? Nosotros creemos que sí, así que aquí tienes algunos consejos para mantener tu condición física a pesar de las limitaciones de tu rutina diaria.
Identifica los obstáculos en tu agenda
El trabajo, la familia, los hijos, las salidas con amigos o incluso los viajes… Si quieres entender cómo llegaste a esta situación, es mejor empezar por identificar las principales restricciones de tu rutina diaria. La mayoría de las veces, es el trabajo lo que crea problemas. Trabajar 7 u 8 horas al día es una actividad muy demandante de tiempo, y si añadimos las 7 horas de sueño recomendadas, casi dos tercios de tu día ya se han esfumado. Al llegar a casa después del trabajo, es difícil encontrar tiempo para hacer ejercicio. Especialmente complicado es ponerse en marcha apenas llegas. Después de una larga jornada, lo que más deseas es relajarte un poco. Añade a esto una familia, una comida por preparar, niños que cuidar, proyectos nocturnos… y te ves atrapado en un círculo vicioso. La rutina se instala y los días pasan uno tras otro sin realmente darte tiempo para motivarte a salir y moverte. ¿Pero cuándo podrás hacer deporte entonces? La respuesta a este rompecabezas personalizado comenzará a aparecer con tu análisis de la situación.
¡Organiza tu agenda!
El tiempo es oro, especialmente cuando sientes que siempre te falta. Si tu agenda parece insalvablemente llena, algunas optimizaciones son a veces posibles para encontrar tiempo libre. ¿Qué hay de tu trabajo? ¿Has pensado en hacer una sesión de deporte durante tu pausa para comer? ¿Crees que podrías negociar horarios flexibles algunos días de la semana? Trabajar una hora más tres días seguidos para tener libre la tarde siguiente, por ejemplo… las soluciones son muchas, y en todo caso, no dudes en abrir el diálogo con tu empresa. Hacer deporte es una actividad positiva que no será mal vista por tu empleador, así que no pierdes nada con intentarlo. Con tus seres queridos, es lo mismo. No dudes en expresar tu necesidad de hacer ejercicio. Es una actividad que te ayuda a sentirte mejor en tu día a día y contribuye a tu desarrollo personal. Háblalo con ellos y puede que se abran nuevas oportunidades. Si no logras encontrar suficientes espacios para hacer ejercicio, nada te impide incorporar algunos ejercicios en tu rutina diaria. Una sesión de activación muscular de 15 minutos (abdominales, flexiones y planchas, por ejemplo) cada mañana antes de ducharte, es ideal para comenzar bien el día. Una esterilla al pie de tu cama y listo. Y no hay esfuerzo pequeño. Olvida el ascensor de tu edificio y usa las escaleras al salir del metro. Mejor aún, ve al trabajo en bicicleta. Te sorprenderás del tiempo que puedes ahorrar.
Selecciona el deporte adecuado para ahorrar tiempo
No todos los deportes son iguales cuando consideramos el tiempo necesario y los resultados obtenidos con una práctica limitada. Así que, si el tiempo es un tesoro para ti, es mejor no dispersarse en disciplinas demasiado complejas. El material necesario es un punto muy importante al elegir la actividad deportiva. Si el único deporte que deseas practicar requiere un velero o una pista de salto de esquí, es probable que te resulte difícil ejercitarte en tu semana. Practica un deporte que te ofrezca infraestructuras cercanas. Presta atención también al tiempo de preparación necesario antes de cada sesión. La intensidad del esfuerzo también es importante. Algunas disciplinas requieren demasiado tiempo para quienes carecen de él. Es mejor optar por esfuerzos intensos para ejercitarte en el menor tiempo posible. El running es una opción interesante cuando se carece de tiempo, ya que puedes salir a correr a cualquier hora con un mínimo de material, solo necesitas buenas zapatillas. Con el running, también controlas la intensidad de tu esfuerzo.
El gimnasio: ¿una solución milagrosa para mantenerte en forma?
Los gimnasios a menudo son subestimados cuando se trata de compactar sesiones de ejercicio para ahorrar tiempo. Sin embargo, si su popularidad está en aumento en una sociedad que va cada vez más rápido, no es por casualidad. Presentan una solución integral perfectamente adaptada a las agendas ocupadas. Un buen gimnasio ofrece todo el equipo necesario para practicar musculación en todas sus formas con programas personalizados, además de máquinas para trabajar el cardio y desarrollar la flexibilidad según tus objetivos. Y todo esto en un mismo lugar. A veces, las estrellas se alinean, y un gimnasio cerca de tu casa ofrece todas las actividades que necesitas, así que no dudes en echar un vistazo curioso en Google Maps, nunca se sabe. Los buenos gimnasios permiten a sus miembros «compactar» sus sesiones de ejercicio y optimizar sus entrenamientos para ganar en eficiencia. Todo sucede muy rápido y hay entrenadores que enseñan los movimientos correctos a los deportistas, quienes progresan más rápidamente. Un buen entrenamiento te permitirá reducir el número de sesiones y obtener excelentes resultados.
¿Cómo mantener la motivación a pesar de una agenda apretada?
Podemos hablar de tu agenda y darle vueltas durante un rato, pero es esencial no olvidar el punto central de esta historia. Porque sí, el eje de todo este sistema eres tú y tu motivación. En teoría, siempre tenemos un momento para hacer deporte en nuestro día, por más ocupado que esté. Lo más difícil es encontrar la motivación para aprovechar las oportunidades, el problema es que a menudo sentimos que necesitamos tomar un respiro.
Establece objetivos claros
La mejor solución para encontrar motivación es establecer un objetivo lo suficientemente ambicioso como para estimularte. Inscríbete en una competición o fija una distancia para correr o andar en bicicleta en un mes, o un número de sesiones a completar en el año para recibir (y aquí está el truco)… una recompensa. La famosa «comida trampa» al final del mes o ese regalo que siempre has soñado darte. Encuentra razones para motivarte a moverte. Bloquea tu mente, establece objetivos y desafíos, y no te permitas romper las reglas establecidas. Así mantendrás el control sobre tu programa de entrenamiento. Además, no olvides que el deporte se disfruta mejor en compañía, así que no dudes en unirte a grupos de deportistas de tu región. Aplicaciones como Strava son ideales para esto, aunque aún están demasiado limitadas a los deportes de resistencia. También puedes probar suerte en grupos de Facebook dedicados a tu actividad. Mantén la coherencia y establece objetivos alcanzables y motivadores.
Disfruta del proceso
En dosis adecuadas, el deporte reduce el estrés y disminuye la carga mental acumulada diariamente. Pero si exageras con las sesiones y quieres progresar demasiado rápido, te arriesgas a sufrir sobrecarga física y desmotivación. En una agenda ocupada, el deporte debe seguir siendo un placer que contribuye a tu equilibrio de vida. Salir después del trabajo para gastar energía es bueno, pero no caigas en el exceso y no corras un medio maratón la víspera de una reunión importante, porque podrías no soportar las consecuencias directas de tus acciones, y sobre todo, podrías acabar detestando el esfuerzo físico si las cosas salen mal. Deja espacio para el placer en tu avance, y el deporte pronto dejará de ser una carga más en tu agenda.
Como joven medio de comunicación independiente, Infancia Deportivanecesita tu ayuda. Apóyanos siguiéndonos y marcándonos en Google News. ¡GRACIAS !