en colaboración con
Alexandra Murcier
(Nutricionista)
El gratinado es una de las opciones más emblemáticas de la cocina invernal, disfrutado tanto por niños como por adultos. Sin embargo, aquellos que se deleitan con este platillo de manera recurrente deben considerar una versión más ligera, donde la crema se sustituya por alternativas menos calóricas.
Gratinado: una delicia horneada con queso
El gratinado, muy popular entre los franceses, se caracteriza por ser una preparación horneada que se cubre con queso y/o pan rallado, creando una deliciosa corteza dorada y crujiente. La adición de estos ingredientes es lo que realmente lo convierte en un plato sabroso, ideal para compartir en familia.
Un claro ejemplo es el gratinado dauphinois, que se ha ganado su lugar en la gastronomía: hecho a base de patatas (preferiblemente de tipo firme como las Charlotte o Bintje), ajo, nata, leche entera, queso rallado (como comté, gruyère o emmental), nuez moscada, sal y pimienta, resulta ser una opción increíblemente cremosa.
Sin embargo, el gratinado no se limita solo a las patatas; también puede incluir verduras como boniatos, coliflor o calabacines, e incluso pasta. Con crozets, macarrones o incluso coditos, y una generosa cantidad de queso rallado y nata, este plato suele ser un éxito en cualquier mesa.
A pesar de su atractivo, es importante reconocer que no es la opción más ligera. Su alto contenido calórico sugiere que debe consumirse con moderación, a menos que… se apliquen algunas estrategias para hacerlo más saludable. ¡No hay de qué!
¡NO a las dietas, SÍ a WW!
Sustituyendo la nata por ingredientes más ligeros
Según la nutricionista Alexandra Murcier, hay varias opciones para hacer el gratinado menos pesado.
«Por ejemplo, al reemplazar la nata por yogur griego o queso batido, se reduce el contenido de grasa y se añade un poco más de proteínas. También funciona muy bien con crema de soja«, asegura.
No obstante, el verdadero problema de los gratinados no es solo la nata, «sino principalmente el queso«, advierte la experta en nutrición.
«Es un alimento con un alto contenido calórico (muy denso en energía), rico en grasas saturadas que pueden ser perjudiciales para nuestra salud cardiovascular si se consumen en exceso, además de contener mucho sodio. La ingesta de sal en Francia es excesiva y aumenta el riesgo de hipertensión y problemas cardiovasculares«, señala la especialista. «Por lo tanto, no se puede afirmar que al sustituir la nata por queso batido se pueda comer gratinado todos los días. También es fundamental variar la dieta para asegurar la ingesta adecuada de vitaminas y minerales. Se recomienda limitar el consumo de queso a una porción diaria (30g), incluyendo el gratinado», concluye.
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