en colaboración con
Alexandra Murcier
(Nutricionista y dietista)
Después de un largo día laboral, muchos de nosotros preferimos no sentarnos a la mesa. Las opciones para llevar o incluso los refrigerios frente a una buena película parecen ser alternativas tentadoras. Sin embargo, es importante tener cuidado, ya que una de estas (malas) costumbres podría afectar nuestra salud…
Cenar en el sofá perjudica tu digestión
Lejos de querer juzgarte si optas por una comida «cómoda», es comprensible que después de un día estresante, la opción de una pizza y manta se vea como la solución perfecta para relajarse.
No obstante, cenar cómodamente en el sofá podría facilitar la aparición de ciertos problemas de salud, como señala la nutricionista y farmacéutica Deborah Grayson, quien fue entrevistada por el sitio The Mirror.
«Sentarse a la mesa para comer en lugar de tirarse en un sofá mejorará tu postura, lo que facilitará el paso de los alimentos por el sistema digestivo», recomienda la especialista. Además, añade: «Sin la televisión como distracción, serás más consciente de lo que comes, lo que permitirá que mastiques con más tranquilidad. Esto ayudará al sistema digestivo a descomponer los alimentos más efectivamente y a reducir el riesgo de problemas digestivos, incluyendo indigestión y reflujo».
Este punto de vista es respaldado por el Dr. Kyle Staller, gastroenterólogo en el Massachusetts General Hospital en Estados Unidos.
«La postura encorvada ejerce presión sobre el abdomen, lo que puede provocar un reflujo ácido. Algunas investigaciones indican que el tránsito intestinal se ralentiza cuando se está en una posición inclinada. En mi opinión, esto probablemente tiene un efecto menor», confirma.
Impacto en tu silueta
Alexandra Murcier, nutricionista, confirma que comer en el sofá no es la mejor opción para tu tránsito intestinal.
«No es una buena práctica, porque comer sin estar sentado puede afectar el sistema digestivo: puede que no digieras bien y que experimentes reflujo… Idealmente, deberías comer en la mesa, en un ambiente tranquilo», asegura.
La distracción de una pantalla puede hacer que mastiques de manera menos efectiva, complicando así la digestión.
«Otro problema de comer en el sofá es que a menudo se asocia con un televisor, lo que resulta en una menor conciencia de lo que hay en nuestro plato. Esto lleva a comer más rápido y sin una adecuada masticación, lo que puede desencadenar problemas digestivos y generar fatiga», concluye la experta.
Por último, al comer en el sofá y frente a la televisión, puede volverse más complicado satisfacer tu hambre, lo que puede repercutir en tu figura.
«Al comer demasiado rápido frente a una pantalla, no prestamos atención a nuestra saciación, lo que nos lleva a ingerir más de lo necesario, y esto puede resultar en problemas de peso», recuerda la especialista.
Ante estas malas costumbres, el sitio de la Seguridad Social aconseja volver a lo básico: «dedica entre 20 y 30 minutos a comer sentado, en un ambiente relajado y masticando adecuadamente». También recomienda «no acostarse inmediatamente después de cenar, sino esperar al menos tres horas».
Así, reducirás el riesgo de sufrir reflujo gastroesofágico (RGE) y los inconvenientes que conlleva (dolores, ardor, etc.).
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