A lo largo de nuestra vida, es común que tanto nuestro peso como nuestra circunferencia de cintura cambien. Este fenómeno se debe a múltiples factores, entre los que se incluyen nuestros hábitos alimenticios, cambios hormonales y otros elementos que afectan el metabolismo. En este recorrido a menudo irregular, hay momentos específicos en la vida de una persona donde la pérdida de peso puede convertirse en un verdadero desafío. Coralie Oliver, dietista-nutricionista, lo ha comentado en una reciente entrevista con nuestros colegas de l’Ardennais.
A los 30 años: el cambio en el estilo de vida
Al alcanzar los 30 años, el metabolismo tiende a desacelerarse, lo que implica que el cuerpo quema menos calorías en reposo. Además, el estilo de vida se vuelve más sedentario y, en muchas ocasiones, más estructurado. Como señala Coralie Oliver, “A esta edad, las responsabilidades aumentan debido al trabajo, la familia y los hijos. Esta falta de tiempo personal reduce la actividad física y dificulta mantener una alimentación balanceada”. Para muchas mujeres, este también es el período donde la maternidad puede influir en su dieta y patrones hormonales.
A los 40 años: la intervención de los cambios hormonales
La etapa de los 40 años representa un periodo de transición en el que los cambios hormonales pueden ralentizar aún más el metabolismo y favorecer la pérdida de masa muscular. Oliver afirma que “la distribución de la grasa corporal cambia, con un aumento notable de la grasa abdominal y una reducción del tejido adiposo subcutáneo”. Esta grasa es especialmente difícil de eliminar si no se dedica tiempo a aumentar la actividad física y se evita el ejercicio regular.
A los 60 años: disminución de la masa muscular
Cuando llegamos a los 60 años, nuevos cambios se presentan. El metabolismo continúa disminuyendo y el cuerpo tiende a acumular más grasa mientras pierde masa muscular. “A esta edad, la actividad física suele estar menos presente, lo que resulta en una reducción adicional del metabolismo basal y en un uso menos eficiente de las calorías consumidas”, añade Coralie Oliver. Estas condiciones aumentan la probabilidad de ganar peso.
Hábitos saludables a lo largo de la vida
A pesar de estas generalidades, es fundamental no desanimarse. No existe una dieta mágica, pero mantener buenos hábitos a cualquier edad puede facilitar la pérdida de peso y el mantenimiento de una figura equilibrada. Según la experta, hay principios sencillos que pueden ayudar:
- Adaptar el consumo calórico: Modera tu ingesta sin restricciones drásticas. ¡La moderación es clave!
- Apoyar el microbioma: Incorpora alimentos ricos en prebióticos y probióticos para mejorar la digestión y activar el metabolismo.
- Consumir suficiente proteína: Es vital para conservar la masa muscular y respaldar el metabolismo energético.
- Priorizar ácidos grasos esenciales: Incluye omega 3, 6 y 9 en tu dieta, presentes en pescados grasos, aceites vegetales, nueces y semillas.
- Optimizar el sueño: Un descanso de calidad es indispensable para gestionar el peso y el funcionamiento del metabolismo.
- Realizar actividad física regularmente: Moverse cada día ayuda a incrementar el gasto energético.
- Manejar el estrés: Practicar técnicas de relajación puede prevenir el estrés, que a menudo provoca problemas de peso.
- Evitar el consumo excesivo de alcohol y tabaco: Estas sustancias pueden alterar el metabolismo y aumentar el riesgo de ganancia de peso.
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