Desde Australia hasta Estados Unidos, pasando por Francia, se han reportado cada vez más casos de escalofríos, una condición que se creía erradicada gracias a la abundancia de frutas y verduras. Sin embargo, diversos factores están alterando este delicado equilibrio.
Escorbuto: el inesperado regreso de una enfermedad olvidada
En el siglo XVIII, el escarceo era un problema serio entre los marineros que pasaban meses en el mar sin acceso a frutas frescas. La medicina encontró una solución sencilla en la vitamina C, que se encuentra en abundancia en los cítricos.
Pero, ¿cómo es posible que una enfermedad considerada extinta resurja en nuestros días, cuando los supermercados están llenos de frutas tropicales y jugos ricos en vitamina C? La respuesta se encuentra en los cambios económicos y sociales que han impactado nuestras decisiones alimentarias en los últimos años.
El impacto del costo de vida en nuestra alimentación
La reaparición de enfermedades relacionadas con deficiencias nutricionales puede ser directamente atribuible al aumento del costo de vida. Frente a un panorama inflacionario, muchas personas han comenzado a recortar gastos en productos frescos, como frutas y verduras, que son fuentes naturales de vitamina C.
Recientemente, en Perth, Australia, se dio a conocer el caso de un hombre diagnosticado con escorbuto. Debido a su situación económica, su dieta se limitó a alimentos ultraprocesados y económicos, los cuales carecen de nutrientes esenciales. Un análisis nutricional reveló niveles indetectables de vitamina C y otras deficiencias. Tras ser tratado con ácido ascórbico (vitamina C) a razón de 1000 mg diarios, sus síntomas, como erupciones cutáneas y hematuria (sangre en la orina), desaparecieron.
Al abandonar los alimentos frescos y optar por productos ultraprocesados, se corre el riesgo de sufrir carencias alimenticias. Sin la vitamina C, que el cuerpo no puede sintetizar y debe obtener de la dieta, se pueden presentar síntomas como fatiga, cicatrización deficiente de heridas y dolores musculares.
Poblaciones vulnerables especialmente afectadas
Las personas mayores y las familias de bajos ingresos son las más afectadas. En EE. UU., se ha reportado un aumento en los casos de escorbuto entre aquellos que viven en desiertos alimentarios, donde el acceso a productos frescos es limitado. Además, el aislamiento social y la falta de conocimiento sobre la nutrición agravan esta situación.
Prevención y conciencia alimentaria
Afortunadamente, el escorbuto se puede prevenir fácilmente al reintroducir la vitamina C en la dieta. Consumir diariamente frutas y verduras frescas es suficiente para evitar su aparición. Los cítricos, el kiwi, los pimientos, el limón, el perejil y las bayas son excelentes y accesibles fuentes de vitamina C.
La prevención también requiere aumentar la conciencia sobre las consecuencias de nuestras elecciones alimentarias. Más allá de la vitamina C, los alimentos frescos aportan fibra, minerales y otros nutrientes esenciales que son fundamentales para nuestra salud.
El regreso inesperado del escorbuto es un recordatorio de que, incluso en el siglo XXI, las deficiencias nutricionales pueden afectar a nuestras sociedades occidentales. En medio de la crisis económica y patrones alimenticios empobrecidos, esta reaparición podría ser una oportunidad para replantear nuestras decisiones alimenticias y presionar a los gobiernos para que tomen medidas que faciliten el acceso a productos frescos, incluso en tiempos de crisis.
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